“La ansiedad es una reacción emocional que se da ante una percepción de amenaza o peligro y tiene como finalidad la protección de la persona”. Alfredo H. Cía

La infancia y la adolescencia son etapas de cambios continuos. En las diferentes etapas aparecen pensamientos, emociones y conductas características que son apropiadas para el desarrollo evolutivo. Así ciertos miedos que son apropiados en una edad determinada, pueden indicar problemas de ansiedad a una edad más tardía. Es por eso que hablamos de ansiedad adaptativa (normal) y ansiedad patológica, dependiendo de la etapa en la que aparece, si permanece y se extiende y de la intensidad de la misma.

Ansiedad adaptativa

Es la que surge ante determinados estímulos, que le permite al niño lidiar con los estresores cotidianos y que desaparece cuando se termina el problema.

Ansiedad patológica

Es la que frecuentemente se caracteriza por ser desproporcionada con respecto al estímulo, produciendo limitaciones en la vida cotidiana de la persona que lo padece.

Actualmente se sabe que los niños presentan numerosos miedos a lo largo de su crecimiento y que generalmente son trastornos de intensidad leve o esperable para su edad. Se llaman miedos evolutivos y son un aspecto del desarrollo que le dan al niño posibilidades de poder adaptarse a todos los estresores que en la vida se van presentando.

Siguiendo a Bunge, Gomar y Mandíl, existen miedos típicos evolutivos.

  •  Del nacimiento a 6 meses: Miedo a la pérdida del contacto físico con la madre, ruidos intensos.
  •  De 7 a 12 meses: Miedo a personas extrañas.
  •  De 1 a 5 años: Miedo a ruidos intensos, animales, a la oscuridad.
  •  De 3 a 5 años: Miedo a monstruos y fantasmas.
  •  De 6 a 12 años: Miedo al daño físico, a ser castigado, acoso escolar.
  •  De 12 a 18 años: Miedo a pruebas y exámenes, miedo a sentirse socialmente avergonzado y excluido.

Estos miedos se pueden manifestar con síntomas.

  •  Fisiológicos:

Cardiovasculares: taquicardia, presión en el pecho.

Gastrointestinales: náuseas.

  •  Cognitivos o mentales: ideas o imágenes catastróficas, sensación de inseguridad, sentimiento de inferioridad.
  • Conductuales: evitación, inquietud parálisis.

¿Cómo puede ayudar Mindfulness en la ansiedad en niños y adolescentes? ………

Un elemento muy importante en la ansiedad es la preocupación y generalmente esta se vincula con el miedo. La preocupación es una cadena de pensamientos o imágenes vinculadas a un afecto desagradable o incontrolable. Podemos decir que la preocupación y la ansiedad son dos caras de una misma moneda.

¿Qué podemos hacer como padres ante estas situaciones?

En caso de una ansiedad patológica, lo más conveniente es buscar ayuda profesional. Frente a la ansiedad adaptativa que, si bien es evolutiva, puede a veces constituir un sufrimiento para los chicos cuando ésta no es adecuadamente gestionada por ellos. Por esto siempre lo aconsejable antes que nada es que los papás estén atentos a los hijos y a ellos mismos, pues estando ellos calmados van a poder ayudar a sus hijos a transitar sus miedos.

Mindfulness en relación a esto, proporciona formas de aprender a relacionarse con los pensamientos, emociones y desarrollar habilidades para responder a lo que les pasa en su vida de forma más adaptada y con más confianza en sí mismos. Desde esta mirada, Mindfulness nos enseña a no evitar, sino a notar el miedo y poder atravesarlo aceptándolo.

Podemos enseñarles a los chicos que podemos ser como detectives con los pensamientos y darse cuenta que ese pensamiento está agrandando el miedo y bajando sus recursos ante él. Podemos ayudarlos a notar esos pensamientos y preguntarles cuánto de verdadero tiene y a poder dejarlos pasar como si fueran nubes en el cielo. La práctica no tiene que ser sólo con los pensamientos, sino también registrando las sensaciones físicas de la ansiedad, del miedo, del enojo. Quedándose en esa sensación pueden descubrir si esta pincha, arde, si produce dolor, hormigueo, tensión, calor o frío. A lo mejor pueden descubrir que esa sensación no es estática, que puede ir de un lugar a otro, que crece, achica, que va cambiando. Por otro lado darse cuenta de que emoción va acompañando esto, si tiene que ver con miedo, con enojo, con tristeza, etc. Hay veces que los chicos pueden sentirse ansiosos pero no saben por qué. Es muy beneficioso que los papás pueden acompañar esta experiencia y para que la práctica los ayude de forma óptima, realizarla no sólo en momentos de una emoción, pensamiento o sensación física intensa, sino también en forma regular, diariamente si es posible.

Eline Snel habla de los tres pasos del momento Mindfulness, M&M, para estrés, ansiedad, preocupación (Tranquilos y Atentos como una rana)

1) Parar – observar (qué está pasando por dentro y por fuera).

2) Respirar y relajar. Respirar atentos a cómo se siente la respiración en la panza.

3)Responder de forma consciente (no reaccionando).

Se pueden colocar carteles recordándoles prestar atención al momento presente, con la ayuda de estos acrónimos:

Cabe agregar que contribuye favorablemente también, en la medida de lo posible:

  •  Bajar exigencias a nivel curricular y en general con todas las actividades que los chicos puedan tener.
  •  Tener un ambiente saludable que facilite desarrollar las habilidades sociales y una comunicación más presente
  •  Fomentar el apego seguro vs. el apego ansioso. Apego: vínculo estable, predecible, que se puede dar entre un padre o cuidador y un niño, lo cual va a garantizar que ese niño crezca de una manera sana.

“Si enseñas a tus hijos a sentir, reconocer y aceptar sus emociones, les enseñas algo de un valor esencial. No necesitan apartarlas, cambiarlas o expresarlas de inmediato. Es suficiente con sentirlas y prestarles atención. Una atención amable”,  Eline Snel (Tranquilos y atentos como una rana).

Psicóloga Fátima Pérez