Un recurso para la ansiedad y el estrés en niños y adolescentes
En este tiempo de cambios y adaptaciones, surgen en niños y adolescentes, síntomas de estrés y ansiedad. Esta aparece muchas veces como respuesta al miedo, enojo, preocupaciones o tristeza. Puede manifestarse como una reacción en el cuerpo en respuesta a situaciones que son vividas como peligrosas, que amenazan su seguridad y que dependiendo la edad del niño,
le resulta difícil de interpretar. Es posible que el niño pueda experimentar ansiedad varias veces al día por situaciones que para el adulto no tienen importancia, pero para ellos puede significar mucha preocupación con un grado de sufrimiento importante.
Los niños sienten ansiedad cuando tienen que enfrentar por primera vez una situación desconocida para ellos como puede ser tener que dejar de ir a la escuela o liceo, dejar de ver a sus amigos y familiares como ocurrió recientemente. Pueden sentir ansiedad en respuesta a su propia imaginación, pensamientos, personajes imaginarios, monstruos y fantasmas. A la vez se puede manifestar en situaciones que provocan preocupación, como el sentirse evaluados ante un examen o por
sus pares en situaciones sociales. Estas preocupaciones y temores se ven claramente en la adolescencia donde la experiencia de ser evaluado les genera una conmoción tan dolorosa que influye en la decisión de concurrir o no a un evento o prueba.
Para que los chicos puedan gestionar de manera adecuada sus emociones es necesario contar con la contención amorosa de sus referentes afectivos y poseer recursos propios que le permita disminuir el estrés, la ansiedad y preocupaciones. El cuerpo aloja (física y mentalmente) tensiones, dolores y sensaciones desagradables que no tienen que ver con una enfermedad sino que son producto del estrés acumulado o de una emoción no transitada. Mindfulness y compasión es un recurso
que ayuda en este sentido y que al entrenarlo posibilita:
1) Registrar en el cuerpo las sensaciones
2) Reconocer esas sensaciones (escuchar y entender el cuerpo)
3) Disminuir la intensidad de la emoción a un punto tolerable
4) Elegir actuar de manera consciente
A su vez para comprender mejor sus emociones y lograr gestionarlas de manera adecuada es necesario que conozcan cómo funciona su mente. Cómo pueden ellos generarse calma, seguridad y bienestar general en sí mismos. De esta podemos ayudarlos a que puedan desarrollarse más sanos y felices emocionalmente, con la capacidad para resolver conflictos internos o externos.
¿Cómo puede ayudar Mindfulness y Compasión en el estrés y ansiedad en los niños y adolescentes?
Cuando queremos introducir a los niños y adolescentes a la práctica de Mindfulness y Compasión es importante que los adultos pueden acompañar a sus hijos en ello, como la oportunidad de realizar una actividad en familia.
Una práctica para realizar con los chicos es la de respirar de manera atenta. Prestar atención a la respiración es una práctica muy importante en Mindfulness, que sirve para autorregularnos en situaciones que se tornan difíciles. Hay maneras de enseñarle al niño a respirar conscientemente. Una manera es pedirle que ponga su mano en el pecho y sienta cómo, cuando toma aire, el pecho sube, y cuando suelta el aire, el pecho baja. Podemos también pedirle que cuente cinco ciclos de respiraciones y, si se pierde, que vuelva a comenzar.
A los más chiquitos podemos pedirles que coloquen un peluche en la panza y que observen cómo se eleva este cuando toman el aire y baja cuando sueltan el aire, como una manera de prestar atención al movimiento en el cuerpo que provoca la respiración, qué es lo que ésta ocurriendo en ese preciso momento. Podemos pedirle que haga dormir al peluche respirando suave y lentamente, para que no se despierte. También podemos pedirles que imaginen que en su panza tienen un globo que al inhalar de infla y al exhalar de desinfla, que piensen en el color de ese globo y la idea es que lleven la a, antes de dormir es un buen momento para que se convierta en una habito y los chicos puedan recurrir a ella cuando lo necesiten.
A los niños, sobre todo a los más pequeños, les resulta difícil prestar atención a la respiración. Podemos empezar a enseñarles haciendo burbujas con agua y jabón o soplando una vela. Observando cómo tiene que ser la respiración para lograr una burbuja o qué intensidad tienen que darle cuando soplan para que no se rompa o para que la vela no se apague. Esta es una actividad muy entretenida para todos los integrantes tención a como el globo se infla y se desinfla mientras respira. Explicarles que si se distraen con algún pensamiento o sonido (lo cual es normal que ocurra) no pasa nada, cuando se dan cuenta se concentran en el globo o peluche y siguen con la atención en ellos.
Los papás podemos acompañar a los chicos a realizar estas prácticas, es beneficioso para ellos sentir que los adultos los acompañamos y es divertido para los mayores. Es recomendable ejercitar esta práctica diariamente de la familia, todos juntos compartiendo una actividad y, además, enseñamos lúdicamente a los chicos a notar la respiración. A niños más pequeños, les ayuda – como recordatorio de parar y hacer algunas respiraciones – llevar con ellos o colocar en diferentes lugares de la casa
(en la puerta de la heladera, donde hacen las tareas) una pequeña lámina de alguna figura significativa para ellos en una postura meditando. Por ejemplo, Kung Fu panda meditando.
Psc. Fátima Pérez