Un artículo de Margarita Ungo.

El descubrimiento de la llave para abrir en el cerebro las memorias ya  consolidadas

Hasta el año 2000, las investigaciones en el área de la neurociencia, parecían concluir que las memorias emocionales que están detrás de la mayoría de los síntomas del área emocional, eran indelebles. Los aprendizajes originados en medio de una movilización emocional significativa, sea algo puntual, como una situación traumática, o algo que permanece en el tiempo, como por ejemplo, un tipo  particular de apego en la infancia, parecían estar grabados a fuego en sinapsis cerebrales, que una vez formadas permanecían cerradas.

Estudios en neurociencia publicados en su mayoría a partir del año 2004, revelaron que en determinadas circunstancias, estas  sinapsis son capaces de abrirse, y es posible incidir en las memorias. Esto quiere decir, que no se trata de nuevas memorias que pueden contrarrestar las viejas, sino que en determinadas condiciones es posible reescribir el aprendizaje original.

Frecuentemente se usa el ejemplo de un texto editado en un archivo de la computadora. Si sabemos el procedimiento podemos volver a traer el texto y modificarlo, de modo que cuando lo volvemos a guardar, el documento no va a ser el mismo que abrimos, y quedará guardado en el disco duro de la computadora, tal como lo modificamos, al guardarlo la última vez.

Los descubrimientos que se hicieron en primera instancia con animales, fueron replicados con seres humanos, con resultados sorprendentes. En los estudios en situación de laboratorio, se instalaba una memoria simple, y luego se procedía al proceso de reconsolidación, es decir al proceso de reeditar o incluso borrar la memoria.

Los investigadores descubrieron que para reconsolidar las memorias es necesario seguir los siguientes pasos:

1 Reactivar el recuerdo de forma vívida, la memoria se vuelve potencialmente lábil, cuando se la recuerda con carga emocional.

2 El segundo paso necesario para que la memoria se vuelva lábil, es que mientras se revive la memoria, ocurra al mismo tiempo, una novedad. La reconsolidación se desencadena cuando ocurre un incumplimiento de una expectativa basada en la memoria anterior, o existe una nueva información.

3 Repeticiones del proceso de yuxtaposición del paso 2

4 Verificación de que la memoria ha sido definitivamente borrada o modificada, según el diseño del estudio. Es decir, ningún contexto o desencadenante puede volver a traer la memoria original.

En un laboratorio de investigación, trabajando con una memoria que el propio investigador instaló, es relativamente simple diseñar los pasos arriba indicados. En una psicoterapia, cada uno de estos pasos tiene su complejidad, y técnicas más o menos aptas para cumplir los objetivos de cada paso, según el paciente. Además son necesarios otros pasos previos, en los que tenemos que detectar junto al paciente a qué memorias implícitas se refieren los síntomas que presenta, en qué circunstancias se produjo el aprendizaje emocional que da lugar a su sufrimiento, y el significado que tiene para una parte de su psiquismo conservarlo. Estos descubrimientos, que muchas veces se van desplegando en los primeros tiempos de un proceso terapéutico, dan pié a que el terapeuta elija los procedimientos más hábiles para su caso.

Primeras repercusiones en las psicoterapias

Diferentes investigadores en el área de la psicoterapia, encontraron que estos hallazgos eran muy interesantes. Y se preguntaron si estos conocimientos, podrían servir de base para implementar nuevas intervenciones en psicoterapia. A su vez algunos nuevos modelos de psicoterapia que surgieron por esa época, se nutrieron de estos aportes para afinar y diseñar sus estrategias técnicas.

Las terapias diseñadas para trabajar con trauma, especialmente si se trataba de trauma simple, por ejemplo un accidente de coche, donde la memoria se relaciona a un hecho puntual, encontraron que estos pasos eran muy útiles y efectivamente se podía en pocas sesiones transformar la carga emocional que había quedado asociada al recuerdo. De modo que la persona mantenía el recuerdo biográfico de que había tenido un accidente, pero al volver a evocarlo, ya no provocaba las respuestas emocionales y somáticas, que habían quedado como secuelas del accidente. Los síntomas producidos por el evento traumático, como recuerdos intrusivos, estado de alerta, etc., desaparecían de forma duradera, y se cumplían los requerimientos del paso 4: aunque se intentara volver a traer la memoria emocional y somática, ya no era posible.

Las psicoterapias se nutren de la neurociencia y aparecen nuevos recursos para la integración

Desde el año 2000 la neurociencia  fue aportando evidencia, sobre la existencia de múltiples sistemas de memoria y diferentes tipos de información que cada una procesa.

Para la psicoterapia, fue especialmente relevante la discriminación de dos tipos de memoria:

  • La declarativa, que se refiere a todo aquello que podemos poner en palabras
  • La implícita, que se refiere a memorias que quedan inscriptas como habilidades, por ejemplo andar en bicicleta, dibujar, hacer un deporte, etc. Lo que más nos interesa a los terapeutas son las memorias implícitas que se refieren a formas de vincularnos, los mecanismos de defensa que hemos automatizado, las reacciones afectivas y somáticas  que se desencadenan tras algunas estímulos, las formas automatizadas de estar con los otros, etc. Todas estas memorias son inconscientes, y están inscriptas en términos de procedimientos, esquemas afectivos y somáticos, que operan diferentes contenidos. No son inconscientes en el sentido freudiano de la palabra, porque nunca fueron reprimidos, simplemente no están inscriptas en la memoria como una representación mental, sino como un procedimiento. Estas memorias procedimentales o implícitas, pueden volverse conscientes, podemos hablar de ellas, y ese es un paso importante en la mayoría de las psicoterapias, pero es limitado el efecto que estas palabras pueden tener sobre las mismas, si no se acompaña de otras estrategias.

Este descubrimiento impulsó a los investigadores de diferentes corrientes a revisar, mejorar y crear nuevas maneras de trabajar con las memorias implícitas, que son la fuente de la inmensa mayoría de los síntomas que aquejan a las personas en el área psicológica. Y algo muy interesante,  contribuyó al movimiento de integración en psicoterapia, que busca  los factores   comunes de diferentes terapias  para generan el cambio terapéutico.

¿Cómo llevar los nuevos conocimientos surgidas en el laboratorio  a las memorias emocionales implícitas complejas?

Una gran parte de las consultas  psicológicas, se refieren a aprendizajes emocionales que generan la mayoría de los síntomas, estados de ánimo, conductas, formas de relacionarnos, por los que las personas sufrimos, y acudimos en busca de ayuda. Se trata de memorias emocionales implícitas complejas, que en su inmensa mayoría no provienen de un acontecimiento único, como un accidente de coche traumático, sino de toda una vida de experiencias. Los aprendizajes emocionales implícitos que están en la base de muchísimos síntomas  comenzaron  en la temprana infancia, y forman parte de una red de memorias más amplia. Estos síntomas pueden obedecer a patrones de apego, memorias traumáticas complejas, reglas y roles en la familia de origen y otros factores de área psicológica, algunas veces en interacción con predisposiciones genéticas.

Existe también otro grupo de patologías, cuyas causas no son aprendizajes emocionales, como los síntomas del autismo, ciertas formas de depresión y trastornos del humor, en los que interviene un fuerte componente biológico.

De modo que cuando pensamos en trasladar los descubrimientos de la reconsolidación de la memoria, al área de la psicoterapia, tenemos que saber que nos enfrentamos a un universo más vasto y complejo.

La reconsolidación de la memoria como un esquema integrador en psicoterapia

Muchas técnicas terapéuticas, recogen de diferentes formas y grados los descubrimientos acerca de cómo las memorias ya consolidadas pueden ser reeditadas, y transformadas. (Somatic Experiencing, EMDR, Brainspotting,  Terapia de la coherencia, Neurobiología interpersonal, PDEA, TCE, Terapias dinámicas centradas en vínculo reparador, etc.)

Lo interesante de esta constatación, es que hay muchos caminos, muchas formas en que los terapeutas podemos poner en práctica los pasos que el cerebro necesita para que las memorias emocionales entren en estado lábil, y se produzca la reconsolidación.

Disponer de varias herramientas, permite discriminar cuál es la más adecuada para cada paciente. ¿El paciente se va a beneficiar de técnicas que ofrezcan la yuxtaposición de experiencias nuevas, a través del trabajo con experiencias de apego reparador? ¿Será mejor empezar por abordajes que privilegian el reprocesamiento, en un trabajo de abajo arriba, confiando en que el nuevo significado discordante o novedoso, emerja del propio procesamiento? ¿Será mejor un trabajo más directivo, buscando experiencias de inmersión en  el esquema emocional que da lugar al síntoma? ¿Elegiremos como técnica para generar experiencias discordantes el trabajo con silla vacía de la Gestalt, técnicas de imaginería, técnicas orientadas al cuerpo, verbales, etc.? ¿Las prácticas de autocompasión, podrán ser de valor en un paciente con una alta autocrítica y vergüenza para exponerlo a un aprendizaje emocional nuevo, en la fase de yuxtaposición? El trabajo con partes internas, tal vez sea en un paciente una forma hábil de trabajar en algunos de los pasos de la reconsolidación, y en otro tal vez pueda ser el trabajo con la transferencia.

Disponer de un modelo integrador basado en evidencia,  que puede ser usado con una gran variedad de técnicas en los diferentes pasos, es una herramienta muy interesante que permite la adaptación del terapeuta a diferentes necesidades de los pacientes.

Posibles aportes a  las prácticas de Mindfulness y Autocompasión

La práctica de  Mindfulness y Compasión, así como las terapias que las integran, tienen mucho respaldo científico del área de las neurociencias. Su eficacia, que también se beneficia de la neuroplasticidad cerebral, se relaciona a los cambios  que se producen en áreas cerebrales claves para la regulación emocional, y el estrés. Favorecen también la metacognición, la atención, y desarrollo de nuevas habilidades prosociales.

Las prácticas o intervenciones basadas en autocompasión en particular, son además muy aptas para hacer intervenciones pensadas desde el modelo de la reconsolidación de la memoria. Pueden estar presentes de diversas formas en todos los pasos del proceso.

Sabemos que la actitud compasiva del terapeuta, y la posibilidad del paciente  de relacionarse con sus experiencias desde la autocompasión, favorecen mucho que las memorias que necesitan ser procesadas, se activen en la medida justa necesaria, dentro de la ventana de tolerancia del paciente.

En el paso 2, donde se busca brindar al paciente experiencias discordantes, para que las memorias entren en estado lábil, el trabajo con el fortalecimiento o creación del yo compasivo, puede ser utilizado para yuxtaponer al esquema emocional causante de sufrimiento una nueva y poderosa experiencia.

En el paso 3, en el marco de una psicoterapia individual es relativamente fácil ir reconociendo cuántas experiencias de yuxtaposición son necesarias, y si hay otras redes de memorias implícitas comprometidas con la aparición y mantenimiento de un síntoma.

En los programas grupales, si bien no es posible afinar el trabajo, al nivel de una intervención individual, contamos con una fortaleza muy importante que es el propio grupo. El proceso a través de 12 semanas, como es el caso del Programa para el manejo de la ansiedad (MMA), por ejemplo, permite ir cultivando una cultura grupal que hace un contexto de confianza y continente de seguridad muy poderoso. Este continente en sí mismo es una experiencia discordante con los esquemas emocionales que propician la ansiedad, en la inmensa mayoría de los participantes. En nuestra experiencia, este contexto hace posible que las personas se animen a traer en la intimidad de sus mentes, acompañados por el grupo,  memorias de experiencias de ansiedad, según los vamos guiando en los ejercicios y prácticas con imaginería. En el Programa MMA, son especialmente poderosas dos sesiones, en que trabajamos con creencias y vergüenza. Las creencias compartidas, lo que se dicen a sí mismos cuando experimentan ansiedad, y luego de que ha pasado la crisis, suele ser revelador de los esquemas emocionales aprendidos, generadores del síntoma. Es muy impactante para el grupo, darse cuenta que las creencias que sustentan la ansiedad, son compartidas por todos los integrantes. Cuando ven todas esas creencias anotadas en la pizarra, lo que se dicen a sí mismas, todas esas personas que han aprendido a apreciar a lo largo de las semanas del taller, surge en ellos de forma espontánea la compasión. Cuando se externalizan esos pensamientos secretos y torturantes, surge espontáneamente el sentimiento de humanidad compartida. También suelen aparecer sentimientos de incredulidad y hasta risa. Se produce una distancia emocional con esos creencias, y para muchos, una primera experiencia de ya no créeselas. El momento de llamar al amigo compasivo interior con imaginería, y crear otras nuevas creencias acerca de sí mismos, es enormemente poderoso, húmedo de lágrimas, imbuido de una experiencia de  humanidad compartida, más amorosa y fuerte. En esta secuencia podemos identificar los pasos de la reconsolidación señalados más arriba, activación de una memoria cargada de emoción, activación del esquema emocional que la alimenta, y tres  experiencias de yuxtaposición:  

  • La forma en que el grupo contiene el momento de vulnerabilidad que significa traer las memorias y las creencias
  • La nueva forma de visibilizar las creencias como algo compartido
  • El ejercicio del amigo compasivo con esas memorias y esquemas emocionales, que permite crear nuevas creencias creíbles, y también compartidas. Este ejercicio incluye trabajo con imaginería y con el cuerpo, de modo que tenemos dos importantes fuentes de acceso a la forma en que quedaron inscriptas las memorias que estamos trabajando.

Teniendo en cuenta estas particularidades de los contextos grupales, y sabiendo que el modelo de la reconsolidación es utilizable en el diseño de prácticas, sería interesante investigar nuevas maneras de incluirlo en nuestros programas basados en Mindfulness y Compasión. En estos ejercicios y prácticas, ofrecemos sin duda experiencias de yuxtaposición, pero  no podemos asegurar que operen con eficacia en cada uno de los participantes, y tampoco sabemos cuántas experiencias de yuxtaposición son necesarias para cada persona.

Aun así, creemos que es un aporte que enriquece la manera de pensar las prácticas que ofrecemos y diseñamos.

Margarita Ungo.

Bibliografía consultada:

Bleichmar, H. (2001). El cambio terapéutico a la luz de los conocimientos actuales sobre la memoria y los múltiples procesamientos inconscientes. Aperturas psicoanalíticas, 9(2).

Ecker, B., Ticic, R., & Hullery, L. (2014). La reconsolidación de la memoria: desbloqueo del cerebro emocional para la erradicación de los síntomas en psicoterapia: teoría y práctica de la terapia de la coherencia. Octaedro.

Nader, K., & Einarsson, E. Ö. (2010). Memory reconsolidation: an update. Annals of the New York Academy of Sciences, 1191(1), 27-41.

Pedreira, M. E., Pérez-Cuesta, L. M., & Maldonado, H. (2004). Mismatch between what is expected and what actually occurs triggers memory reconsolidation or extinction. Learning & memory, 11(5), 579-585.

Pérez-Cuesta, L. M., & Maldonado, H. (2009). Memory reconsolidation and extinction in the crab: Mutual exclusion or coexistence?. Learning & memory, 16(11), 714-721.

Siegel, D. J. (2010). Mindsight: The new science of personal transformation. Bantam.

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