Una base segura adentro de ti:
Sobre Mindfulness, Auto compasión, Apego y Sistema de seguridad.
¿Sabes que tienes un Sistema de seguridad cableado en tu sistema nervioso?
En otros boletines hemos hablado acerca del Sistema de amenaza, responsable de la respuesta de estrés. Pero existen por lo menos dos más, el Sistema de recompensa (también llamado de logro), y el de seguridad.
Mientras el Sistema de logro nos impulsa a actuar, ir detrás de nuestros objetivos, explorar el entorno y encontrar nuevas fuentes de estimulación; el Sistema de seguridad organiza las respuestas de calma y las sensaciones de satisfacción tranquilas.
Mientras el Sistema de amenaza nos prepara para estar alertas y reaccionar al peligro, el Sistema de seguridad, nos prepara para conectar con los demás y sentir bienestar.
Si por ejemplo, dentro de un ratito al dejar de leer este artículo, te reúnes con tu familia o amigos, y la pasan bien, se ríen, o intercambian palabras dichas con tono amable, seguramente vas a estar estimulando tu Sistema de seguridad. Si estás al cuidado de tus hijos, o una mascota en un clima cariñoso, es decir estás en un vínculo de cuidado con otro ser, también es muy probable que se active tu Sistema de seguridad.
Los abrazos, el contacto físico cariñoso, estimula la producción de la oxiticina, popularmente conocida como la hormona del amor, cuyo aumento se puede medir en los enamorados y las madres con sus bebes.
El Sistema de seguridad es un regulador natural de los Sistemas de amenaza y de logro.
Si tuviste un día difícil, y sabes activar tu sistema de seguridad es menos probable que empieces a buscar estímulos que enciendan tu sistema de recompensa, porque ya estás a gusto. Puedes disfrutar de lo que tienes. Pero si al llegar a casa nos enzarzamos en discusiones y hablamos en tono agresivo o despectivo, el sistema de amenaza seguirá comandando tu fisiología, tus pensamientos, emociones y tus conductas. Cuando estamos estresados es más probable que sintamos el impulso a recurrir a recompensas rápidas, que te regulen desde afuera, como comer alimentos dulces, con grasa o consumir alcohol. Cuando tenemos dificultades en regular nuestro estrés, también es más probable que se active el sistema de logro y te pongas a trabajar cuando lo que necesitas es descansar.
Podemos activar el sistema de seguridad, aunque estemos a solas con nosotros mismos
Muchas veces no contamos con otra persona con quien conectar de forma segura, tal como estamos necesitando. Nuestros familiares están nerviosos, o enojados, o hay un clima de tensión en casa.
La buena noticia, es que podemos estimular nuestro sistema de seguridad, intencionalmente.
Imaginemos una situación típica que nos suele pasar a muchos.
Amas a tu familia, pero al llegar a casa luego de un día de mucha tensión, todos están con pocas pulgas. Los niños no se quieren bañar, o alguno tiene problema con los deberes, se pelean y gritan, y tú además tienes que hacer la cena, arreglar la ropa para mañana, y estas cansada.
Al cabo de un ratito, estás tú también a los gritos, y todo se vuelve un caos en casa.
Hace pocos días, pensamos con un paciente, Sergio, una estrategia para mitigar el estrés de la llegada a casa. Le sugerí que en el viaje de retorno, mientras manejaba se tomara unos minutos para invitar a sus sistema de seguridad a encenderse dentro suyo.
En sesión habíamos practicado varios recursos, el que más le servía a Sergio, era imaginar las caritas de sus hijos. En cuanto las imaginaba, sentía un calorcito aparecer en su corazón, se le iluminaba el rostro, y de forma espontánea se le dibujaba una sonrisa. Sergio, al imaginar a sus hijos, reconocía cuánto los quería y todo lo que apreciaba en cada uno de ellos. La sensibilidad de Seba, la picardía de Pili, los tesoros que cada uno de sus hijos, tenían en su interior.
Luego de hacer unos pocos minutos este ejercicio, al llegar a casa, se sentía más contento y confiado en sus habilidades de padre.
A veces igual sentía que lo superaban las demandas, pero entonces, paraba, dejaba por un minuto lo que estaba haciendo, respiraba y se volvía a conectar con el amor a sus hijos. Desde ese estado de seguridad, podía poner límites firmes y útiles, sin violencia ni exasperación y las cosas marchaban mejor en casa. Reconocía que sin duda es difícil educar niños, pero se sentía confiado, en que si ponía atención y convocaba su sistema de seguridad, las cosas mejoraban.
El sistema de seguridad toma forma en los vínculos de apego de la primera infancia
La capacidad de sentirnos conectados y seguros con nuestros vínculos de afecto, se va construyendo con las experiencias de la infancia de sentirnos contenidos por un adulto en el que podemos confiar.
Las madres, padres y cuidadores, “suficientemente buenos”, saben sintonizar con las experiencias emocionales de los pequeños, esto quiere decir que sienten lo que el niño está sintiendo, y saben de modo intuitivo cómo actuar congruentemente.
Es un placer observar la danza de sintonía emocional entre una madre y un bebe. En ese intercambio el niño aprende acerca de sus emociones a través de sentirse sentido por el adulto, que responde de forma congruente a las necesidades del pequeño.
Esto nunca es algo perfecto, los padres tenemos momentos en que no estamos tan disponibles y sensibles, pero luego de los desencuentros, en los vínculos que promueven un apego seguro, hay posibilidades de reparación, de componer la confianza y la sintonía emocional.
En algunos casos, llegamos a adultos, sin haber tenido la oportunidad de construir un vínculo de apego seguro. Un vínculo de apego seguro es un patrón de relacionamiento con nosotros mismos y los demás, en el que predomina la confianza, la amabilidad, y la capacidad de reponernos frente a las adversidades de la vida.
Si esto no ha ocurrido, puede que tengamos un modelo de relacionarnos con los demás, más bien inseguro, desorganizado o ambivalente. Estos patrones de apego no seguro, pueden llevarnos a estar a la defensiva, poniendo tal vez mucha distancia, o al revés. Nos protegemos de más, o por el contrario buscamos de modo ansioso el contacto, con el riesgo de no respetar los límites que la otra persona necesita.
El modelo de apego que hayamos tenido, se va internalizando, e influye poderosamente en la forma en que de adultos nos relacionamos con nuestra experiencia.
Las dificultades en haber internalizado en la infancia esta base de seguridad, y refugio interior, este modelo de relacionamiento con nosotros mismos, correlacionan con menos habilidades de auto regulación.
La práctica del Mindfulness y la Compasión activa el sistema de seguridad, y reproduce un vínculo de apego seguro.
Una de las grandes fortalezas del Mindfulness y la auto compasión, es que, de acuerdo a los hallazgos de los investigadores en neurociencias, la práctica estimula el Sistema de seguridad y reproduce las características de un vínculo de apego seguro.
La relación de apego con nuestros padres, es la matriz donde va tomando forma nuestro sistema de seguridad y el eje del estrés (hipotalámico-hipofisario-adrenal), mediador del sistema de amenaza.
Las relaciones de la primera infancia, que promueven un apego seguro correlacionan con un eje del estrés menos reactivo y vulnerable y un sistema de seguridad capaz de regularlo.
Disponer de herramientas que nos permitan invitar a nuestro sistema de seguridad a activarse, es un regulador natural, al que siempre podemos recurrir, si lo entrenamos. Puede convertirse en una experiencia reparadora, que te puedes ofrecer a ti mismo/a, diariamente.
Mindfulness, regula el estrés, e inhibe el modo hacer, favoreciendo la fisiología de los estados de tranquilidad, a través de la regulación del sistema nervioso simpático. Entrena habilidades de balance emocional, promoviendo el descenso de la activación de la amígdala en el cerebro límbico, y aumentado la conectividad de la corteza pre frontal medial, asiento de las funciones ejecutivas de nuestro cerebro.
La auto compasión estimula la rama ventral del nervio vago mielinizada, principal mediadora del Sistema de seguridad. Estimulamos nuestro Sistema de seguridad cuando aprendemos a hablarnos con calidez, a mirarnos de forma tierna, y evocar imágenes que nos reconfortan. El tacto cálido también es un mediador muy importante, ya que toca memorias pre verbales muy primarias de nuestro desarrollo.
Todo ello fomenta la liberación de oxitocina, e inhibe la acción del Sistema nervioso simpático, posibilitando estados de calma y el establecimiento de vínculos sociales amistosos y afectuosos.
Haber tenido la fortuna de establecer un patrón vincular seguro en nuestra infancia, es predictor de salud mental y física, resiliencia frente a las adversidades de la vida, capacidad de regulación emocional, capacidad de empatía, entre otros.
Tener la posibilidad de entrenar estas habilidades, es lo que nos ofrece la práctica del Mindfulness y la Compasión, aún si no hemos podido consolidarlas en el vínculo de apego de la primera infancia.
Margarita Ungo