CEn el año 2017 recibimos en Montevideo a cinco monásticos de la tradición de Thich Nhat Hanh, en su visita aprendimos muchísimo acerca cómo vivir en atención plena, y cómo llevar la curiosidad al momento presente, al comer, al caminar, al compartir, al meditar, etc.
Los invitamos a dar varios paseos por la ciudad. En su primera caminata por la rambla preguntaron “por eso que muchos llevan en el brazo”, un termo y lo otro: ¿qué es?
Entonces les contamos que en estas tierras tomábamos una infusión que llevábamos a todas partes. Ellos estaban curiosos por la función de cada implemento.
Quedaron sorprendidos, pero entendían bien “lo del ir junto con la bebida caliente”, porque en su monasterio muchos van con su termo de té a todas partes.
En su estadía compartimos un día de retiro, practicamos la atención plena durante todo un día, y aprendimos mucho de su forma de estar y practicar.
Ya hacia el final de su visita algunos probaron curiosos el mate, a uno de ellos le gustó especialmente y se llevó todo el pack de termo, mate y yerba para Francia como regalo.
Lo interesante fue, que en una charla pública – que dieron los monjes para cientos de personas- ellos hablaron de cómo llevar esta práctica de saborear el momento presente a la vida, y nos recomendaban hacer el «mate meditation». En ese momento caí en cuentas de las veces que había tomado mate…muchísimas! Y cuántas veces había estado presente, muy pocas.
Cómo podría llevar más atención ahí, estando abierto a que cada vez que tomo, es una nueva vez.
A partir de la invitación de los monjes disfruto mucho del ritual de preparación del mate, el agua caliente y el humo, preparar la yerba, saborear la primera cebada, sentir el agua calentita en la garganta, y la curiosidad de como estará esta vez. A veces es muy amargo y me genera algo desagradable incluso en la boca, a veces es la combinación perfecta, a veces lo acompaño con algo dulce. ..!cuántos sabores, cuantos momentos!