¿Hacia dónde se dirige tu atención cuando estés en piloto automático?

Nuestra atención se ve secuestrada por estilos personales de percibir, algunos inofensivos y flexibles, y otros muy repetitivos y fijos. Usualmente no nos damos cuenta cuando nuestra atención es arrastrada hacia esos focos particulares. Estos procesos perceptivos, por ser tan habituales y próximos, se hacen invisibles, como si lleváramos puestos unos lentes que sólo nos permiten ver algunos aspectos de la realidad externa e interna. Además, no nos damos cuenta que llevamos los lentes puestos.
He aquí una lista de algunos de los automatismos más comunes. Fíjate si te reconoces en algunos. Puedes decidir observarlos en esta semana, cuando los veas aparecer.
Cuando los notes, cuídate de no criticarte, observar en Mindfulness, incluye la amabilidad. Esto es muy importante y hace la diferencia entre una observación negativa que incluso puede dañarnos, y una manera de observar nuestra experiencia virtuosa.

Algunos hábitos atencionales que no nos ayudan

• Me enfoco en todo lo que está incorrecto según los dictámenes de un juez interno. Muchas veces son aspectos externos a mi persona, pero cuando me doy cuenta que cometí un error, mi atención se centra en ese error de modo repetido, me castigo a mí mismo con mucha severidad.
• Me enfoco en mis defectos y me comparo con las virtudes de los otros, pierdo de vista mis propias fortalezas
• Me enfoco en lo que no tengo, y dejo de dar importancia a lo que sí está presente
• Me enfoco en las necesidades de los demás y olvido las mías propias
• Me enfoco en los demás, para modificar mi comportamiento, según los deseos de los otros, relego lo que yo necesito.
• Me enfoco en el mundo de las ideas y olvido la realidad. Me gusta mucho investigar en internet, pensar, informarme. Tengo dificultades de moverme en el mundo real.
• Me enfoco en todo lo peligroso, y los peligros potenciales, y no puedo sentirme a salvo
• Mi foco está en todo lo divertido de la vida, todo lo interesante, y paso por alto las dificultades hasta que me explotan en la cara
• Pongo el foco en mi punto de vista de modo inflexible, no atiendo a las razones de los otros
• Me enfoco en lo que estoy deseando ahora, y pierdo de vista las consecuencias de mis actos
• Generalmente mi atención está dividida en varias cosas al mismo tiempo
• Miro excesivamente señales de enfermedades en mi cuerpo
• Presto mucha atención a los contenidos de mis pensamientos, y me pierdo en ellos
• Me enfoco en mis emociones negativas. Mis amigos creen que tengo una mirada trágica sobre algunos asuntos.
• Tengo un enfoque utilitario en mis relaciones. Tiendo a percibir a los demás en función de si sirven a no sirven a mis propósitos. Pongo mi atención en aquello que favorece o dificulta una meta, y retiro la atención del resto. Las personas a mi alrededor, pueden llegar a sentirse “ usadas”, porque sólo me enfoco en mis propósitos
• Mi foco de atención se va muy frecuentemente al pasado
• Mi foco de atención está puesto con frecuencia en la anticipación de problemas
• Mi foco de atención se dirige demasiado frecuentemente a mi cuerpo y mi imagen
• Mi foco de atención está predominantemente volcado hacia afuera, no presto atención a mi mundo interno (sentimientos y necesidades)
• Suelo creer que los demás tienen malas intenciones u ocultan algo, y mi atención busca señales para corroborar mis creencias
• No percibo lo que no quiero ver. Me doy cuenta que no atendí a algo importante, recién cuando los problemas estallan
• Pareciera que escucho, pero mi atención está en lo que pienso acerca de lo que están hablando, o en la respuesta que quiero dar, antes de haber terminado de escuchar

Recomendaciones para cultivar la flexibilidad atencional

Todos tenemos sesgos perceptivos, que tiñen lo que vemos, escuchamos, pensamos, sentimos y creemos. Estos sesgos perceptivos están determinados por nuestros hábitos atencionales, la orientación automática de nuestra atención en el día a día.
Poder elegir hacia dónde llevamos nuestra atención, es la habilidad que nos libera, en buena parte, de nuestros condicionamientos, nuestro piloto automático. Conocer las tendencias automáticas de nuestra atención, nos abre la posibilidad de estar atentos a los hábitos mentales que precipitan los trillos de sufrimiento en los que caemos regularmente.
Si te has reconocido en alguna de las pautas atencionales que reseñamos, te invitamos a reconocerla en el día a día. Cuando notes que -una vez más- estás repitiéndola, intenta lo mejor que puedas detenerte, hacer una pausa. En esa pausa, puedes nombrar el hábito (esto es….), ir a tu respiración, usar un recurso auto compasivo, u otro recurso que te ayude a sostener con amabilidad la conciencia de esa pauta repetitiva.
Luego de la pausa, intenta volver la atención a tu presente con una atención más amplia.

Margarita Ungo