EL ARTE DE CUIDARNOS AL INICIAR UN NUEVO AÑO
Cada año que se inicia nos plantea el desafío de enfrentarnos a un sinfín de tareas y obligaciones, en las que además, queremos ser buenos. La familia, el trabajo, cuidar de nosotros mismos, alimentarnos bien, hacer ejercicio, cuidar de los demás. Tenemos que hacer malabarismos para cumplir con todo, en medio de esta vida que nos ha tocado vivir tan rica en estímulos, que a veces se hace demasiado intensa y nos distrae.
Tal vez estás volviendo de unas vacaciones donde todos disfrutaron de un momento de calma, con más tiempo para compartir actividades, descansar, para establecer vínculos más amables y conscientes. O tal vez las vacaciones para tí fueron de muchas actividades, intensa vida social, y muchas demandas, y te encuentras deseando que la rutina te deje un tiempo para ti. Cualquiera sea tu condición, aquí van unas prácticas cotidianas, para realizar en familia, y encontrar el equilibrio en la aceleración del comienzo del año.
¿Qué nos sucede cuándo retomamos nuestras actividades y empezamos a ocupar la agenda?
Hay quienes llenan su agenda rápidamente, otros que se dan un tiempito para no retomar todo de golpe pero en definitiva todos tenemos que pisar el acelerador del nuevo año. ¿Cómo hacerlo de forma equilibrada?
En este boletín queremos poner el foco en los niños y adolescentes, en los padres y los docentes. Cada uno involucrado en inicios que movilizan casi permanentemente diferentes emociones. Emociones agradables como alegría, curiosidad y amor pero también de aquellas generadoras de gran ansiedad (temor, enojo, etc.).
¿Qué podemos hacer para aprender a convivir con todo lo que conlleva lo nuevo?
Existen prácticas de mindfulness que podemos desarrollar para intentar mantenernos atentos y presentes en el aquí y ahora. Prácticas que tienen que ver con todas aquellas cosas que podemos hacer para cultivar la atención plena en nuestra cotidianeidad (ej.: encontrar un momento para respirar, caminar observando, percibiendo cada detalle del camino; comer saboreando; intentar realizar una sola tarea a la vez, etc.). Según Christopher Willard, es importante preguntarnos “¿Qué estoy haciendo justo ahora y cómo lo sé? ¿Cómo sé que estoy escuchando a mis hijos? ¿Cómo sé que estoy enseñando? ¿Oigo mi voz y veo que los niños están sintonizando? Además de las prácticas informales, existen también la posibilidad de las prácticas formales, que tratan de poder establecer un momento del día o de la semana para practicar específicamente la meditación en atención plena y hacerlo con regularidad y compromiso.
Algunas prácticas:
- “¿Qué ha ido bien?”
Esta práctica invita a concederse un momento aquí y ahora para contemplar y saborear aquello que es positivo en el día de hoy. Apela a sentir las emociones que emergen en ti, cuando reconoces lo que ya está bien. Realizarnos regularmente la pregunta “¿Qué ha ido bien? o “¿Qué es lo que no está mal? Excelente práctica que podemos realizar solos, con nuestra pareja, nuestros hijos, compañeros de trabajo o con quién se desee. En esta práctica es muy bueno ofrecer gratitud y aprecio hacia nosotros mismos o si la hacemos con otros a los demás. Según las investigaciones las percepciones negativas se almacenan instantáneamente en el cerebro y las positivas tardan más. De esta manera realizar esta práctica permitiría además de alcanzar un momento de calma, reconfigurar nuestra perspectiva. Christopher Willard
- La práctica de las piedras :
Se juntan 10 piedras para los pequeños y 20 para los más grandes. Se guardan en una bolsa y se sacan de a una. Se huelen y se dejan a un costado hasta que se forma otro montocito, o podemos formar algo como por ejemplo, un corazón. Se inhala cuando la olemos y se exhala cuando la dejamos. El ejercicio termina cuando se ha formado otro montocito o hemos formado algo con las piedras. Este ejercicio es muy sencillo y ayuda a ser conscientes de la respiración. Se puede practicar todos juntos teniendo cada uno su bolsita con las piedras. Patricia Díaz-Caneja (pedagoga española, especialista en Mindfulness)
- Asambleas de paz y buenos deseos.
Esta práctica apunta a facilitar encuentros conscientes con tu familia que fomenten una comunicación reflexiva y faciliten un entorno que contenga y acompañe. Potenciar el vínculo afectivo y un apego seguro es uno de sus objetivos. Puedes generar encuentros ya programados, como por ejemplo el desayuno de domingo, convirtiéndolo en un maravilloso encuentro familiar. Un momento con cosas importantes para compartir y poder dar las gracias por ese desayuno compartido. Estos momentos de encuentros también pueden convertirse en asambleas conscientes de paz, en situaciones donde haya un conflicto, un enojo, donde fomentaremos un dialogo abierto de pensar entre todos, escuchando y hablando de forma atenta. Psicóloga Belén Colomina
Estas son algunas de las cosas que podemos hacer para transitar éste nuevo año; para poder estar más presentes en nuestra familia y en nuestros vínculos, para aliviar el estrés de la vida misma.
¡Que todos podamos recomenzar practicando lo que nos hace bien!